ACTIVIDAD MINERA
La presencia de contaminantes en un suelo supone la existencia de potenciales efectos nocivos para el hombre, la fauna en general y la vegetación. Estos efectos tóxicos dependerán de las características toxicológicas de cada contaminante y de la concentración del mismo. La enorme variedad de sustancias contaminantes existentes implica un amplio espectro de afecciones toxicológicas cuya descripción no es objeto de este trabajo.
De forma
general, la presencia de contaminantes en el suelo se refleja de forma directa
sobre la vegetación induciendo su degradación, la reducción del número de
especies presentes en ese suelo, y más frecuentemente la acumulación de
contaminantes en las plantas, sin generar daños notables en éstas. En el
hombre, los efectos se restringen a la ingestión y contacto dérmico, que en
algunos casos ha desembocado en intoxicaciones por metales pesados y más
fácilmente por compuestos orgánicos volátiles o semivolátiles.
Indirectamente,
a través de la cadena trófica, la incidencia de un suelo contaminado puede ser
más relevante. Absorbidos y acumulados por la vegetación, los contaminantes del
suelo pasan a la fauna en dosis muy superiores a las que podrían hacerlo por
ingestión de tierra.
Cuando estas
sustancias son bioacumulables, el riesgo se amplifica al incrementarse las
concentraciones de contaminantes a medida que ascendemos en la cadena trófica,
en cuya cima se encuentra el hombre.
Las
precipitaciones ácidas sobre determinados suelos originan, gracias a la
capacidad intercambiadora del medio edáfico, la liberación del ion aluminio, desplazándose hasta ser absorbido en exceso por las raíces de
las plantas, afectando a su normal desarrollo.
En otros casos,
se produce una disminución de la presencia de las sustancias químicas en el
estado favorables para la asimilación por las plantas. Así pues, al modificarse
el pH del suelo, pasando de básico a ácido, el ion manganeso que está disuelto en el medio acuoso del suelo se oxida, volviéndose
insoluble e inmovilizándose.
A este hecho
hay que añadir que cuando el pH es bajo, las partículas coloidales como los óxidos de hierro, titanio,
zinc, etc. que puedan estar presentes en el medio hídrico, favorecen la
oxidación del ion manganeso.
Esta oxidación
se favorece aún más en suelos acidificados bajo las incidencias de la luz solar
en las capas superficiales de los mismos, produciéndose una actividad
fotoquímica de las partículas coloidales anteriormente citadas, ya que tienen
propiedades semiconductoras.
Otro proceso es
el de la biometilización, que es un proceso por el cual reaccionan los iones
metálicos y determinadas sustancias orgánicas naturales, cambiando radicalmente
las propiedades físico-químicas del metal. Es el principal mecanismo de
movilización natural de los cationes de metales pesados.
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